En este pintoresco lugar la roca se dispone escalonada, formando un amplio anfiteatro, como si de un circo romano se tratara. Un campo de gorgonias rojas y amarillas, que da color y exotismo a la inmersión, se sitúa sobre los escalones engalanándolos para una gran actuación.
Los actores son los pejeperros, tembladeras, medregales, fulas y, por supuesto, el banco de roncadores que da nombre a la zona de inmersión.
Si hay corriente, es recomendable hacer la inmersión a la caribeña, es decir, dejarse llevar y subir con boya de seguridad para que desde la embarcación de apoyo nos recojan.
Para aumentar y optimizar el tiempo de inmersión en el fondo, lo mejor es ir primero al escalón más profundo (30 m) para ascender por los otros dos escalones y al final hacer la parada de seguridad a media agua, disfrutando del azul que siempre nos puede dar alguna sorpresa.
En el veril son frecuentes los pejeperros y las samas, además, podemos llegar a ver algún romero capitán y corvinas negras.